10/1/09

Mensaje de Navidad de SB Kiril, Metropolitano de Smolensk y de Kaliningrado, "Locum Tenens" de la Sede Patrircal

¡Bienamados en el Señor, hermanos en el obispado, venerables presbíteros, piadosos diáconos, monjes y monjas y todos vosotros, los hijos fieles de la Iglesia Ortodoxa Rusa! “A vosotros misericordia, paz y caridad en abundancia” (Judas 1,2).

En estos días celebramos el descenso hasta los hombres del Hijo de Dios, venido para poder unir a Él a cada uno de nosotros. Para que esta posibilidad se haga realidad, debemos dar una respuesta digna al amor de Dios: nuestro propio amor, activo y pleno de abnegación, un amor "que no es jactancioso, no se vanagloria de sí, no hace nada inconveniente, no busca su interés, no se irrita, no tomo en cuenta el mal" (1 Co 13, 4-5).

Por su vida, el Patriarca Alexis, al que hemos acompañado en el camino de su vida, nos ha dado ejemplo de tal amor. Como el Buen Pastor del Evangelio, ofreció su vida por las ovejas (Jn 10, 11) que le fueron confiadas a su cuidado por Cristo, el Jefe de los Pastores. El mérito incontestable del difunto Patriarca es el de haber preservado la unidad de la Iglesia, querida por Dios, a pesar de las tentativas por introducir en la vida de los fieles cismas y divisiones. Las celebraciones del 1020 Aniversario del Bautismo de Rusia, organizadas en Moscú, Kiev y Minsk, han demostrado el afecto del pueblo de Dios por la unidad eclesial. Millares y millares de personas han testimoniado que la verdad descansa sobre la Iglesia Una, plenitud del Cuerpo de Cristo.

Con el fallecimiento del Patriarca Alexis, una etapa muy importante de la historia de nuestra Iglesia ha concluido. Ella ha coincidido con una época de grandes cambios sociales. Actualmente, vivimos en una sociedad completamente diferente de la de los tiempos del ateísmo impuesto. No obstante, los pueblos guiados espiritualmente por la Iglesia Rusa se enfrentan nuevamente a dificultades y retos en los ámbitos de lo económico y de lo social. Muchas personas pierden su trabajo y sufren privaciones materiales. Es con compasión que la Iglesia abraza a cada uno de aquellos que están confrontados a estas pruebas. Pueda al Señor fortificar y hacer bien razonar a los gobernantes, a los empresarios y a los simples trabajadores para que los esfuerzos comunes, el sostén mutuo y la búsqueda de soluciones justas nos ayuden a sobrepasar las dificultades actuales, protegiéndonos cada uno de nosotros así como a nuestros prójimos, preservando la paz y la concordia en nuestras sociedades.

Nuestra Iglesia vive actualmente un particular y especial momento: nos encaminamos a un Concilio Local en el transcurso del cual, por la voluntad del Espíritu Santo, el nuevo primado, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia, será elegido. Nos preparamos para una próxima elección, acordándonos de que es el amor el que edifica la verdadera conciliaridad. San Juan Crisóstomo afirma que “es el amor el que reúne a los numerosos hombres en un solo cuerpo y transforma sus almas en tabernáculos del Espíritu Santo, porque el Espíritu de Dios vive no en los que están divididos, sino en los que están unidos en su alma”. El Santo Apóstol Pablo también nos advierte diciendo: “Poned cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios; en que ninguna raíz amarga retoñe ni os turbe y por ella llegue a contaminarse toda la comunidad” (Hb 12, 15). Esta raíz amarga es el pecado. La fuente de todo pecado es el orgullo. No hay espacio para el amor en un corazón enorgullecido. La gracia de Dios actuará en nuestra vida si no dejamos sitio en nuestro corazón a la animosidad, a los celos y a la competencia, sino que lo abrimos al amor y a la unidad. La gracia de Dios cura nuestras debilidades y colma nuestros vacíos. Nos proporciona el coraje, la fuerza y la sabiduría porque conduce a la Iglesia por el camino del mismo Cristo que nos ha prometido permanecer con nosotros “todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).

En este día de alegría, os dirijo mis mejores votos con ocasión de la magnífica y saludable fiesta de la Natividad del Señor y del nuevo año 2009. Que este año sea excelente y provechoso. Podamos estar acompañados todos los días en el camino de nuestra vida por la “gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo” (1 Co 13,13).



+ Kiril, Metropolitano de Smolensk y de Kaliningrado,
Locum Tenens de la Sede Patriarcal

[Traducción desde el francés: Anastasio Cuberos]

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