17/1/09

Metropolitano Kiril: "La Evangelización deberá ser el próximo objetivo del próximo Patriarca"

[Publicamos hoy la traducción al castellano de una parte de la entrevista realizada al Metropolitano Kiril de Smolensk y de Kaliningrad, Locum Tenens de la Sede Patriarca, por la agencia de prensa Interfax este mes de enero]


- Rusia ha conocido quince patriarcas. ¿Cuántos de entre ellos fueron elegidos mediante un escrutinio y cuantos por sorteo? ¿Qué sistema de elección le parece el más apropiado con nuestra época?

El primer patriarca ruso, San Job, fue elegido por el zar entre los tres candidatos que entonces le fueron propuestos por los obispos. Del mismo modo fueron designados sus sucesores, San Hermógenes, Filaret y Josaphat Iº.

El único patriarca que fue elegido mediante sorteo fue San Tikhon. En este caso durante el Concilio Local de 1917. Los otros patriarcas del siglo XX -Sergio, Alexis Iº y Pimen- fueron elegidos en votaciones a mano alzada. El patriarca Alexis IIº fue elegido mediante voto secreto entre los tres candidatos propuestos por el Concilio Local. Los años de ministerio del difunto patriarca han mostrado que la elección fue justa y que es Dios mismo el que opera en ello.

Comprobamos que el procedimiento de elección de los patriarcas ha variado con el transcurso de los tiempos. Lo que ha quedado como inmutable es la aprobación de estas elecciones por el pleroma católico de la Iglesia.

En esta ocasión, el Santo Sínodo ha recomendado al Concilio Episcopal la designación de tres candidatos a la Sede Patriarcal. A opción suya, el Concilio Local puede proponer dos candidatos suplementarios. Según el Estatuto de la Iglesia, el candidato a la Sede Patriarcal debe ser obispo, de 40 años de edad al menos, con una formación superior teológica y dotado de la experiencia en la dirección de una diócesis. Se ha sugerido que las elecciones en los concilios episcopal y local sean secretas para garantizar a cada participante votar en plena conformidad con su conciencia.

Creemos que la oración conciliar, sostenida por la de toda la Iglesia, abrirá el corazón y el espíritu de los miembros del Concilio Local a la percepción de la voluntad del Espíritu Santo. Por esta razón, es importante guardar nuestro corazón y nuestra inteligencia en la pureza para no destruir la paz interior a causa de la desconfianza o la maldad y para dejar hablar a la voz de Dios. El trabajo del Concilio es obra del Espíritu, porque es a través de Él como la voluntad de Dios se revela a la Iglesia y al mundo.


- ¿Cuáles son, según su visión, los principales deberes que se le presentarán al próximo patriarca? ¿En qué serán diferentes de aquellos que se le presentaron al Patriarca Alexis en 1990?

Desde el inicio de su ministerio primacial, el Patriarca Alexis fue investido de la obligación de reforzar la unidad de la Iglesia, hacer renacer el catecismo y la misión, desarrollar la formación teológica, la edición de la literatura religiosa, restaurar y construir iglesias, el renacimiento de la vida monástica, el ministerio de la caridad y todos los demás aspectos de la misión de la Iglesia. Mucho ha sido realizado: ¡baste decir que en el curso de los últimos veinte años el número de monasterios pasó de 20 a 800! El número de parroquias ha aumentado en cuatro veces. El sistema de la formación teológica se ha desarrollado. Hay más de 11000 escuelas dominicales. Las estadísticas y los contactos con la población muestran que la Iglesia goza actualmente de confianza. Esta confianza de las personas hacia nuestra Iglesia es el fruto del trabajo del Patriarca Alexis. Nuestro patriarca era amado por numerosas personas. Su sucesor tendrá el difícil desafío de mostrarse a la altura de su difunto predecesor.

Una inmensa labor nos espera en el futuro: nuestra época engendra nuevos problemas que necesitan un trabajo aplicado. En el transcurso de los últimos años de su vida, el Patriarca Alexis hablaba a menudo de la necesidad de cambiar la calidad de la vida de la Iglesia. El crecimiento cuantitantivo no puede impresionarnos, sino que actualmente es necesario hacer renacer el ministerio eclesial en el sentido más amplio del término: la misión evangélica, el catecismo, el ministerio de la caridad, la actividad y el testimonio social, siguiendo las palabras del Señor: "Así ilumine vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". En ello hay tarea para todos.

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