28/3/09

Reflexión cuaresmal


Estamos en el período del tiempo litúrgico de la Gran Cuaresma. Tiempo de profundizar en nuestro estado metanóico, es decir, vivir nuestra conversión de una forma más plena a Cristo en nuestra Santa Iglesia Ortodoxa.

La vida de accesis se acentúa, los ayunos y abstinencias siempre unidos a la oración incesante, bajo la Gracia de Dios, que nos conduce a la Deificación o unión con Dios, siempre impregnada de la Luz Increada, es decir, Dios mismo.

Sí, en efecto, la Gran Cuaresma es una etapa en la que sobre todo nos ponemos la "armadura de Dios", la "coraza de la fe", dando al Señor un lugar prioritario en nuestros corazones y mentes, antes incluso que nuestras necesidades, problemas, afanes..., es también un momento en que ahondamos en nuestro amora al prójimo, e incluso a nuestros enemigos, amándoles, respetándoles, siendo tolerantes en nuestro convivir con ellos, desechando la crítica, el juicio, los prejuicios, los celos...

Sí, es momento de profundizar aún más en el amor a Dios y a nuestro pròjimo. Como nos enseña el Santo Evangelio: "De qué valdría a la persona si `ganase el mundo´ y perdiera su alma inmortal".


¡ORAD SIN CESAR¡


Padre Osios Ferrer +
Parroquia de San Simeón El Nuevo Teólogo y San Inocencio de Moscú (Alicante)

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